No sé qué tienen, me pierdo en ellos.
Ese azul me hipnotiza, me atrapa y ya no quiero salir de ahí.
Quiero quedarme a vivir en ese lugar que me aporta paz, la calma.
Llegaste tú y se apagaron las tormentas. Vi el sol salir y no se ha ido desde entonces.
Eres la tranquilidad más pura, mi refugio, mi calma. Esos ojos azules que me vuelven loca desde el día en el que te conocí y que ahora dices que son míos. No quiero que me pertenezcas, solo que compartas lo tuyo conmigo.
Quiero que seas libre y que aun así decidas quedarte. Quiero seguir despertando a tu lado, con tu sonrisa que ya me es familiar, con tus abrazos, tus besos, tus ganas de que nos comamos el mundo juntos, la confianza que depositas en mí cada día.
Echarte de menos es otra forma de quererte, de decirte que sigo aquí, que no me voy a ninguna parte si no es contigo.
Soy la persona más afortunada del mundo por poder disfrutar de ti, aprender de ti, seguir creciendo contigo.
“Para mí, para siempre”, te digo. Y solo espero que me dejes intentarlo y cumplirlo.
Porque contigo todo es mejor, todo sabe mejor y me faltan las palabras de agradecimiento por todo lo que haces por mí cada día.
Quererte, es la mejor de mis suertes.