Sus veintitantos.

Dicen que los veintitantos son esa época en la que conoces a las personas que van a permanecer para siempre en tu vida. O al menos, conoces a aquellos que marcarán tu época universitaria y todo lo que vendrá después.

Te hablo de esa persona con la que te cruzas a tu llegada a una nueva ciudad, con los mismos miedos que tú, vivir las novatadas y el inicio de una nueva vida fuera de casa. Esa persona que conoces el primer día de universidad, cogiendo el autobús hacia el campus en el que pasarás demasiadas horas diarias y que llegará un momento en que querrás verlo arder (y después, llegarás a echarlo de menos). Esa persona que, como tú, anda bastante perdida porque no sabe ni qué asignaturas va a dar.

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Ella es la persona con la que vives intensas horas de estudio en la biblioteca o en casa, noches de fiesta y alcohol de las que es difícil no acordarse. Otras noches, te alegras de tener lagunas inmensas en tu cabeza. Ella es quien hace cortas las distancias, la que se va de Erasmus un año entero y parece que nada cambia entre vosotras. Llamadas eternas de Skype, conversaciones interminables de Whatsapp, notas de voz, “ay pollito, que la hemos liado”, amores imposibles y amores «para siempre», lista de frases memorables recogidas después de tantos años yendo juntas de la mano.

Ella no es la que pasa horas de clase contigo, es la que las soporta contigo, quien te hace sentir mal si te vas antes de tiempo, quien luego te convence para salir antes. Es los oídos que a veces necesitas, la paciencia que otras veces no tienes, los ojos para redescubrir una ciudad de la que todavía nos queda mucho por ver. Es la que motiva a la hora de estudiar, porque sabemos que “Perri no va a aprobar el examen por nosotras”, son horas de cine y teatro, cafés interminables, menús de universidad muy repetitivos, el hombro en el que llorar cuando la vida nos puede.

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Ella es quien cogió mi mano hace ya unos cuantos años, y sigue ahí a mi lado, marcando esos veintitantos. Más allá de la universidad, seguimos creciendo y “madurando”, seguimos soñando y seguimos viajando lejos. Me sigue cuidando y soportando, dando consejos y sabiendo cómo convertir lo malo en algo de donde siempre se puede sacar algo bueno. Sabe cómo ayudarme a tirar hacia delante cuando la tormenta me ahoga.

Ella, es la hermana que a muchos nos falta. Es la persona que se conoce todos tus puntos fuertes y débiles, y nunca se aprovechará de ello, siempre andará con precaución y te antepondrá a muchas cosas si lo considera necesario. Sabe lo que quiere y lo que buscas, y te ayuda a encontrarlo.

Hay personas que marcan tus veintitantos. Y lo más importante, es que tú pongas tu granito de arena para que te sigan marcando durante muchos años más.

(Felices veintitantos, T.)

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